Pese a las advertencias internacionales y el descontento de China y Corea del Sur, la isla aprobó este viernes liberar al océano más de un millón de toneladas de agua radiactiva de la central nuclear de Fukushima.
Esta decisión se debe a que la nación del sol naciente ya no tiene espacio para almacenar el líquido contaminado de la planta nuclear, la cual quedó destruida tras el terremoto y tsunami del 2011.
Los expertos aseguran que la radiación que emite esta agua es débil, aunque comunidades pesqueras expresan su preocupación ante el peligro que representa.
Aunque esto haya recibido el respaldo de Estados Unidos y la Agencia Internacional de Energía Atómica, las naciones del Pacífico aledañas a la isla nipona han externado su malestar debido a que les preocupa que el agua radiactiva genere problemas ambientales y de salud pública.
¿Es necesario?
Han pasado 11 años del accidente nuclear de Fukushima, que fue causado por un sismo que originó un maremoto con olas de hasta 40 metros. Por esto, Japón ya no tiene capacidad para almacenar el agua contaminada de la referida planta.
Japón ha justificado que el agua radiactiva ya recibió tratamiento y el único elemento que ha quedado como residuo es el Tritio, isótopo radioactivo del hidrógeno que se origina tras el proceso de fisión y que tiene una vida media de 12.3 años.
El tritio emite solo partículas beta de baja energía, por lo que representa un riesgo menor para la salud. Y el plan es diluir el agua hasta que la concentración de Tritio sea una cuarentava parte de lo que Japón permite en el agua potable.