Investigadores de la Universidad de Pensilvania, en colaboración con colegas internacionales, han logrado un hito en la biotecnología al crear un cromosoma humano artificial. Este avance, descrito en la revista Science, permite que el cromosoma se incorpore a las células humanas y se transmita de generación en generación, manteniendo su estabilidad y funcionamiento. Los cromosomas artificiales, que actúan como grandes almacenes de información genética, contienen las instrucciones para fabricar proteínas y son fundamentales para la herencia genética y la determinación del sexo en los seres humanos.
La información genética de los seres vivos está codificada en su ADN. Este, a su vez, se ordena en genes que, por fin, forman estructuras altamente organizadas llamadas cromosomas. El genoma humano está cifrado en unos 20,000 genes, repartidos en 23 pares de cromosomas. Si la ingeniería genética alcanzara la capacidad de crear cromosomas funcionales de manera independiente y artificial, podría editar la estructura del ser humano, editar genes asociados a enfermedades o incluso crear especies nuevas de seres vivos.
En 1997, un grupo de científicos de Ohio, en Estados Unidos, logró la creación de los primeros cromosomas humanos artificiales. Eran sumamente pequeños comparados con los naturales y no tenían genes bien determinados. Esos primeros cromosomas artificiales fueron introducidos en células humanas pero se multiplicaron descontroladamente derivando en genomas sumamente alterados y, quizá, cancerígenos.
El equipo conformado por 14 especialistas reporta haber resuelto este problema. Además, su cromosoma artificial es mucho más robusto que los creados en experimentos anteriores. Que el cromosoma se pueda reproducir de manera estable y que contengan más información, permite imaginar aplicaciones de edición genómica prácticas, incluyendo terapias para enfermedades asociadas a la reproducción celular, como el cáncer.
Este cromosoma artificial representa un gran paso hacia la comprensión y manipulación de nuestro genoma, siguiendo la máxima de que solo comprendemos plenamente aquello que podemos crear. Además, abre un amplio abanico de posibilidades para generar microbios, animales y células humanas con nuevas propiedades, potencialmente revolucionando los campos de la medicina, la farmacología y la biotecnología. La técnica empleada, que fusiona células de levadura con células humanas, marca un antes y un después en la ingeniería genética, permitiendo por primera vez la creación de cromosomas artificiales estables y transferibles.
Este avance no solo es un triunfo científico, sino que también posee un significado profundo en el entendimiento y la manipulación de la vida a nivel genético. Al crear y estabilizar cromosomas artificiales, los científicos están allanando el camino para futuras aplicaciones que podrían incluir la corrección de trastornos genéticos y la creación de células inmunes a diversas enfermedades, incluyendo el cáncer. La capacidad de editar el genoma a este nivel abre un nuevo horizonte en la medicina personalizada y la terapia génica, prometiendo tratamientos más efectivos y específicos para una variedad de condiciones médicas.